Avance internacional frente al VIH

avance internacional frente al VIH

En julio de 2025, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio un paso histórico al incluir una nueva estrategia dentro de sus guías de tratamiento para el VIH: la terapia doble, basada en la combinación de solo dos medicamentos. Esta decisión representa un avance internacional frente al VIH, ya que marca un cambio importante en la forma en que se enfrenta este virus en el mundo.

La terapia doble consiste en el uso conjunto de dolutegravir y lamivudina, dos antirretrovirales que ya se utilizaban anteriormente, pero ahora se recomiendan como un tratamiento simplificado para personas con carga viral indetectable. Esta estrategia ha demostrado ser tan eficaz como la tradicional terapia triple, pero con menos efectos secundarios y mayor facilidad para los pacientes.

Uno de los aspectos más destacados es que esta recomendación no surgió desde los países más desarrollados, sino desde el sur global. En particular, Argentina jugó un papel fundamental gracias al trabajo de la Fundación Huésped, que lideró ensayos clínicos internacionales como GARDEL, ANDES, PADDLE y DOLCE. Estos estudios fueron esenciales para demostrar que la terapia doble es segura, efectiva y bien tolerada.

Los beneficios de esta estrategia son múltiples. En primer lugar, mejora la calidad de vida de las personas con VIH, ya que reduce la cantidad de medicamentos que deben tomar a diario. También disminuye los efectos secundarios y facilita la adherencia al tratamiento, algo clave para evitar fallos terapéuticos. Además, simplificar el tratamiento puede ayudar a reducir costos en los sistemas de salud pública, permitiendo atender a más personas con los mismos recursos.

Este avance se alinea con el objetivo 95-95-95 de la OMS para el año 2030: que el 95% de las personas con VIH estén diagnosticadas, el 95% de ellas reciba tratamiento, y que el 95% logre una carga viral indetectable. La implementación de tratamientos más accesibles y sencillos es vital para cumplir con esa meta.

La simplificación también ayuda a combatir el estigma. Menos pastillas, menos complicaciones, menos diferencias visibles. La terapia doble no solo mejora la salud física, sino también la emocional y social de quienes viven con el virus. En ese sentido, este cambio no es solo clínico, sino también simbólico.

Otro elemento que ha sido clave en este proceso es la difusión del principio “I=I”, que significa “indetectable = intransmisible”. Las personas con VIH que mantienen su carga viral indetectable gracias al tratamiento no transmiten el virus a otras. Esta idea, respaldada por la ciencia, cambia completamente la percepción del VIH, y fortalece el derecho de las personas a vivir sin miedo ni discriminación.

Además, la OMS también ha comenzado a recomendar tratamientos de larga duración como el lenacapavir, una inyección semestral que ha demostrado una eficacia altísima en la prevención del virus. Aunque se trata de una tecnología más reciente y con un acceso limitado en algunos países, su inclusión en las guías internacionales es otro avance internacional frente al VIH, ya que ofrece nuevas herramientas para proteger a poblaciones en riesgo.

El Fondo Mundial ha firmado acuerdos con la farmacéutica Gilead para garantizar el acceso a versiones genéricas del lenacapavir en más de 90 países. Esta acción busca garantizar que los nuevos tratamientos no queden solo en manos de quienes puedan pagarlos, sino que estén disponibles en contextos donde el VIH sigue teniendo un fuerte impacto.

Sin embargo, estos logros científicos no bastan por sí solos. Para que estos tratamientos lleguen a quienes los necesitan, se requiere una inversión fuerte en sistemas de salud, campañas de educación, y sobre todo, voluntad política. Aún hay regiones donde persiste el desabasto, el miedo al diagnóstico y la discriminación institucional. Enfrentar estos problemas es parte del compromiso real con la salud pública.

América Latina se encuentra en una posición estratégica. Si bien existen desigualdades entre los países de la región, también hay experiencias exitosas que pueden servir de modelo. Argentina ha demostrado que desde el sur también se puede hacer ciencia de calidad, impulsar estudios clínicos y lograr cambios a nivel mundial. Esa capacidad debe ser reconocida, fortalecida y replicada.

Hoy, gracias a años de trabajo colectivo entre científicos, médicos, activistas y pacientes, el tratamiento del VIH es más humano, más justo y más accesible. La combinación de la terapia doble y las nuevas opciones inyectables no solo ofrece mejores resultados clínicos, sino también esperanza.

En conclusión, lo que estamos presenciando no es un simple cambio técnico, sino un avance internacional frente al VIH que transforma la manera en que entendemos, tratamos y convivimos con este virus. La ciencia sigue avanzando, pero el reto está en asegurar que nadie se quede atrás. Si los gobiernos, las organizaciones y la sociedad civil trabajan de forma coordinada, este avance puede convertirse en una victoria global.

Por eso, hoy más que nunca, es necesario mantener el foco en el acceso, en la equidad y en el compromiso político. Porque cada paso dado, cada nueva estrategia aprobada, cada estudio realizado con ética y rigor, se convierte en otro avance internacional frente al VIH. Y esa es una lucha que vale la pena continuar.

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